Seguir una nutrición antiinflamatoria teniendo en cuenta el perfil genético

Seguir una nutrición antiinflamatoria teniendo en cuenta el perfil genético

por María Pascual

Las características físicas del ser humano son una mezcla entre factores genéticos que determinan rasgos como el color de ojos o el color del pelo, hasta la presencia o ausencia de enfermedades. La epigenética es la ciencia que estudia los cambios que modulan la expresión de los genes sin cambiar la secuencia de ADN a causa del estilo de vida, la nutrición y los factores ambientales.  

Así pues, los hábitos en tu estilo de vida condicionan la expresión del perfil genético y además dejan una huella en el ADN, que se transmite generacionalmente y que predispone a padecer enfermedades desencadenadas por estos factores externos.  

Factores como la nutrición, el ejercicio físico, el cariño familiar, la higiene, el sueño, las rutinas, el alcohol y el tabaco son factores epigenéticos que pesan tanto o más que la estructura genética con la que se nace. 

Los estudios demuestran que un estilo de vida poco saludable con presencia del tabaco o una alimentación excesiva puede afectar a los genes, activando aquellos que favorecen la obesidad y desactivando los que favorecen la longevidad. 

Sin duda el ciclo y la naturaleza de la vida es evolucionar y el estilo de vida actual es una consecuencia de ello. El desarrollo y la modernización de la sociedad nos ha traído muchos beneficios a nivel sanitario, sociocultural y demás y el avance en las nuevas tecnologías ha transformado casi todos los aspectos de la vida dotándonos de más conocimiento y recursos para próximos desafíos.   

Sin embargo, todos estos procesos de adaptación también nos han dejado sus efectos colaterales; El estrés, la contaminación, la alteración de los biorritmos, un exceso de estímulos, el sedentarismo, el alcohol y la mala alimentación. Todos son factores comunes al estilo de vida  de los países desarrollados, una sociedad de alto consumo masivo, viviendo una era digital, que promueve el sedentarismo y unas elecciones alimentarias menos saludables. Nos encontramos en plena crisis de salud, en un ambiente perfecto para la expresión de genes asociados a las enfermedades crónicas modernas que están creciendo de forma exponencial como la obesidad y la diabetes tipo2, trastornos autoinmunes como la celiaquía, enfermedades inflamatorias, enfermedades cardiovasculares como la arterioesclerosis, hipertensión arterial y demás. 

Estas enfermedades crónicas modernas son muy diversas, pero comparten factores causantes, el más relevante es la inflamación crónica de bajo grado.  

La inflamación es la respuesta al impacto de estos factores estresores, es una activación del sistema inmune frente a una situación de alerta constante. 

Cuidarse es necesario ya que solo tenemos una vida para recorrer en un cuerpo y conseguir una buena calidad de vida es una realidad alcanzable que supone en gran medida una readaptación de los hábitos de nutrición, de la actividad física, de estilo de vida…por eso conocer la individualidad de la persona es la base para elaborar una buena estrategia.  

 

¿Qué es la inflamación crónica de bajo grado? 

La inflamación es un proceso natural de curación que nuestro cuerpo pone en marcha con la finalidad de protegerse de infecciones, lesiones o enfermedades.  

Nuestro sistema inmunitariocrea inflamación para frenar el avance del daño y, posteriormente, restaurar el tejido y eliminar los residuos. Por lo tanto, la inflamación aguda durante un tiempo determinado, no es negativa.  

Pero cuando la inflamación, persiste en el tiempo más allá de lo necesario entonces deja de ser preventiva y/o reparadora y se vuelve destructiva. Dando lugar a síntomas difusos que pueden durar meses o incluso años y afectar a varios tejidos a la vez. Aquí es cuando empieza a comprometer a nuestro sistema inmunitario debilitándolo y alterándolo dando lugar a patologías como el síndrome metabólico. 

En la inflamación se encuentra el origen de muchas enfermedades y se asocia con un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa. 

Relación inflamación y el sistema inmune

La respuesta inflamatoria es la reacción del sistema inmune frente agentes que reconoce como agresores. Traumatismos e infecciones por virus, bacterias y toxinas, entre otros dañan los tejidos. Estos producen sustancias químicas como la histamina y/o prostaglandinas causantes de esta inflamación. Frente a esto la sangre libera líquido hacia los tejidos para poder aislar a la sustancia extraña y prevenir daños posteriores.  Uno de los componentes de la sangre son los glóbulos blancos, encargados de generar la repuesta de protección del cuerpo frente a células extrañas activando los linfocitos T que atacan directamente al antígeno y los linfocitos B que producen anticuerpos que facilitan su destrucción.  

El estado de inflamación sostenido acaba desestabilizando al sistema inmunitario y no le permite diferenciar células extrañas y sus propias células, provocando que este acabe atacando equivocadamente al cuerpo. Cuando las propias defensas actuan contra el própio cuerpo se producen las cada vez más conocidas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus , la psoriasis o la enfermedad celíaca entre otras.  

 

Relación inflamación y el sistema digestivo

Los procesos inflamatorios crónicos acaban produciendo lesiones a nivel digestivo y son precursores de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII)

El tratamiento farmacológico es necesario y a veces imprescindible en momentos agudos de brote de la enfermedad. La nutrición en este periodo de crisis se vuelve muy estricta y con muchas deficiencias a nivel nutricional. 

En etapas de remisión de los síntomas seguir una dieta antiinflamatoria que genere un aumento de la diversidad en la microbiota junto a unos buenos hábitos de vida y una regulación del estrés como prevención a procesos inflamatorios es definitorio en la reducción de brotes de la enfermedad. 

 

Relación inflamación y la obesidad

La obesidad se ha convertido en una epidemia en muchos países, es una enfermedad crónica de origen multifactorial que tiene un evidente componente genético. El exceso de grasa corporal (>25% en hombres y >33% en mujeres) define el grado de obesidad y aumenta el riesgo a enfermedades coronarias, diabetes, hipertensión y ciertos tipos de cáncer.

El incremento del tejido adiposo es el resultado de un desequilibrio entre la ingesta y gasto calórico generado por la combinación de varios factores fisiológicos, psicológicos, metabólicos, genéticos, emocionales y más. Este exceso de energía se almacena en los adipocitos y se traduce a un incremento del peso corporal. Las células grasas se inflaman debido a un aumento en número y en cantidad dando lugar a la lipoinflamación que es la encargada de producir sustancias proinflamatorias (TNF-a, IL-6, Proteina C reactiva) que afectarán a todo el organismo. 

Relación inflamación y la resistencia a la insulina

La resistencia a la insulina es el denominador común y detonante de la diabetes 2, la alteración de la glucemia basal y la intolerancia a la glucosa. Con el único aspecto positivo que es una condición reversible en casi todos los casos con cambios en el estilo de vida, alimentación y ejercicio físico. Por lo que detectarla y tratarla a tiempo evitaría muchas complicaciones. La insulina es la hormona que ayuda a regular el azúcar en sangre y que facilita su entrada a los receptores de los tejidos. En un estado de inflamación crónica estos receptores se inhiben y se vuelven resistentes a la entrada de la glucosa. 

Relación inflamación y el sistema cardiovascular

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo y en España. 

La inflamación crónica y sistémica genera síntomas difusos y tiene un papel central en el riesgo de sufrir futuros eventos cardiovasculares tanto en pacientes sanos como en enfermos crónicos. Esta reacción inflamatoria persistente esta presente en todas las fases de la arterioesclerosis. Hace que se formen placas vulnerables en las paredes de las arterias con predisposición a la ruptura y trombosis que pueden derivar en un accidente coronario. 

 

Relación entre la inflamación y las hormonas

La ingesta de alimentos esta controlada por reguladores neuroendocrinos y gastrointestinales. Una interacción equilibrada entre grelina (hormona producida en el intestino que regula la sensación de hambre) y leptina (hormona que se encuentra en las células grasas encargada de enviar la señal de saciedad al cerebro) ayudará a controlar el apetito y la ansiedad.  

La obesidad es un estado inflamatorio crónico como consecuencia del incremento del tejido graso en los que los niveles de leptina están aumentados, por lo que se podría pensar que el nivel de saciedad es mayor cuando más contenido graso. Sin embargo esta desregulación en la secreción de leptina provoca alteraciones en el transporte de la señal de saciedad al cerebro por saturación de sus receptores (resistencia a la leptina) 

Cuando se pierde este equilibrio debido al propio estado de inflamación se genera una sobreexpresión del sistema nervioso que acelera la ingesta calórica, elevando el peso corporal y predisponiendo a desarrollar resistencia a la insulina. 

 

Existen diferentes categorías genéticas que predisponen a la inflamación:  

1. Perfil inflamatorio:

Las citoquinas son un grupo de proteínas que regulan la respuesta inmunitaria e inflamatoria, activando o inhibiendo la expresión de algunos genes.  

Hay diferentes tipos de citoquinas algunas tienen funciones pro-inflamatorias y otras anti-inflamatorias y son componentes claves en la patogénesis de muchas enfermedades, como el cáncer, desórdenes metabólicos y condiciones inmuno-inflamatorias.

Biomarcadores:

  • TNF-a-1: citoquina pro-inflamatoria, fuertemente ligada a afecciones inflamatorias, expresada y secretada por los tejidos adiposos. Niveles elevados de TNF-α se asocian a inflamación inducida por obesidad, adiposidad y resistencia a la insulina.  

  • IL-6-1: interleucina con funciones principalmente pro-inflamatorias y comúnmente utilizada como marcador inflamatorio. Niveles altos de IL-6 están asociados a obesidad, resistencia a la insulina y al síndrome metabólico.  

  • IL-10-1: interleucina con potentes propiedades antiinflamatorias.  

 

2. Perfil hormonal

Una de las funciones del sistema endocrino es la de modular la fisiología de la inflamación a través de la liberación de hormonas. Una alteración en los niveles y tipos de hormonas secretados puede dar lugar a trastornos hormonales y metabólicos.   

Biomarcadores: 

  • ADIPOQ-2, ADIPOQ-3: La Adiponectina es una hormona que regula los niveles de glucosa y la descomposición de los ácidos grasos. Niveles bajos de adiponectina están asociados a procesos inflamatorios, anormalidades lipídicas y resistencia a la insulina.  
  • NAMPT-1: La Visfatina es una adipocina con un perfil inflamatorio y catabólico asociado a varios factores de riesgo metabólico, como la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes tipo II.  

 

3. Perfil vitamínico

  • Vitamina D: Encargada de estimular el sistema inmunitario y la producción de linfocitos T. Tiene un papel relevante en la actividad inmuno-reguladora y en la respuesta inflamatoriaUn déficit en esta vitamina está asociado a la aparición de enfermedades autoinmunes

¿Cómo es una dieta antiinflamatória?

La inflamación está directamente relacionada con el sistema inmunitario y el 70% de nuestro sistema inmune está formado por las bacterias del intestino. 

Es por eso que preparar el territorio intestinal con una nutrición y hábitos adecuados es la mejor manera de prevenir la inflamación.

La dieta anti-inflamatória debe seguir la diferentes pautas:

  • Control de la glucosa: Mantener los niveles de azúcar en sangre estables y evitar los picos de insulina que provocan los azucares y carbohidratos refinados para prevenir el riesgo a la resistencia a la insulina y/o la diabetes tipo 2. Y para controlar el riesgo del apetito y ansiedad.  
  • Equilibrio omega3-6: Consumir grasas de calidad como el pescado azul, frutos secos y semillas y aceite de oliva virgen extra por sus propiedades cardio- protectoras a través de la regulación de los lípidos Se deben evitar las grasas saturadas y/o hidrogenadas, ya que un alto consumo puede producir alteraciones en la microbiota y en la diversidad microbiana. 
  • Potenciar alimentos antioxidantes: La actividad celular produce radicales libres en niveles normales, que son los que nos hacen envejecer, pero el exceso de estrés o una actividad celular muy incrementada (deportistas de elite) produce demasiado estrés oxidativo . Se deben incluir fuentes de VitE y VitC para controlar y proteger del exceso de radicales libres. Así como los polifenoles presentes en los frutos rojos y/o el té verde por sus efectos antioxidantes, cardio-protectores y antiinflamatorios.
  • Evitar la exposición a tóxicos:  El hígado es el principal órgano encargado de la limpieza del organismo y tiene su propia capacidad de regeneración en parte debido al componentes genéticos. Pero para ello se deben evitar tóxicos como el alcohol que se metabolizan casi en su totalidad en el hígado y es el principal factor de enfermedad hepática.

  • El gluten: La zonulina y la gliadina son proteínas presentes en el gluten que dañan la membrana intestinal y activan el sistema inmune respectivamente. Se ha visto como dietas con consumo de cereales con glúten son pro-inflamatorias.

  • Reducir los lácteos: La caseína es la proteína que contiene la leche. La de la vaca contiene gran cantidad de beta-caseína A1 que es la mas estudiada. Son proteínas que se parecen a las humanas y en personas genéticamente susceptibles lleva a que el sistema inmune no las tolere y reaccione contra ellas con una respuesta inflamatoria. Sin embargo, la leche de cabra u oveja tienen mayor proporción de beta-caseína A2 que es una proteína que se digiere mejor. Los productos lácteos están fuertemente arraigados a la cultura mediterránea. Si no se puede prescindir de ellos hay que decantarse por opciones como los lácteos fermentados (yogur o kéfir) de cabra u oveja. 

Menú genético antiinflamatorio

Para definir una pauta alimentaria los nutricionistas y dietistas de TAILORYOU tienen en cuenta el perfil genético, estilo de vida y objetivos de cada persona, elaborando menús totalmente personalizados. Cómo base un ejemplo de menú antiinflamatorio seria el siguiente:

  • Desayuno: Tortita de trigo sarraceno con 1 huevo+ tahini +plátano+ canela. Té verde. 
  • Comida: Ensalada de quinoa con canónigos y granada+ aguacate+zanahoria. Pollo plancha con   Infusión de jengibre  
  • Merienda: Yogur de coco con frutos rojos 
  • Cena: Salmón con judías verdes + crema de calabaza con cúrcuma y pimienta.