¿Qué dice la genética sobre el motivo por el cual las mujeres viven y envejecen más?

¿Qué dice la genética sobre el motivo por el cual las mujeres viven y envejecen más?

por TAILORYOU SL

“Mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen” Así denunciaba en 1979 la escritora norteamericana Susan Sontag en su artículo “The double standard of aging” cómo se media de forma distinta el envejecimiento en hombres y en mujeres. Decía que mientras que el envejecimiento en un hombre es un destino inevitable, el de la mujer, no solo es un destino, sino también es una vulnerabilidad.

Este fenómeno sobre el doble estándar de envejecimiento connotado en esta frase hace más de 30 años, sigue estando presente hoy en día en muchos ámbitos de nuestra vida. Desde TAILORYOU como expertos en genética y bienestar de precisión hemos querido hacer un análisis a nivel biológico para que, descubriendo la genética, cada una reclame su identidad y sea quién quiere ser.

Dejando de lado la crítica a las diferencias de género construidas, histórica y culturales connotadas en esta frase y que aún siguen presentes en nuestra sociedad. Centrándonos en los estudios actuales en mamíferos, se ha revelado la existencia de diferencias en la longevidad y la salud entre sexos, incluso en los humanos. Sin embargo, los mecanismos subyacentes de estas diferencias sexuales en la salud y la esperanza de vida siguen sin comprenderse bien, y no está claro qué aspectos de este dimorfismo se derivan de las diferencias en el cariotipo o diferencias hormonales.

 

 

A nivel genético - diferencias en el cariotipo

Los hombres (sexo XY), con un solo cromosoma X, sufren una mayor mortalidad debido a la expresión desprevenida de cualquier alelo deletéreo (alelos que causan enfermedades genéticas) que resida en sus cromosomas sexuales, concretamente en el cromosoma X.

Por el contrario las mujeres (sexo homogamético XX), con dos cromosomas X, tienen una ventaja competitiva que se puede ver claramente a nivel celular, debido a la inactivación aleatoria de uno de los dos cromosoma X y evitar que tengan una dosis doble del gen X. Con esta inactivación, disminuye la probabilidad de sufrir estas enfermedades ligadas al cromosoma X.


A nivel hormonal - diferencias hormonales

Durante el envejecimiento los patrones de secreción de hormonas sexuales cambian. En la mujer, hay una disminución significativa de la producción de estrógenos en la menopausia, que puede causar síntomas físicos debilitantes. A diferencia del curso del envejecimiento reproductivo en las mujeres, con estas variaciones importantes de las hormonas sexuales, los hombres experimentan una disminución lenta y continua, proporcionando un impacto gradual del envejecimiento.

El cese de la menstruación y la brusca disminución de las hormonas en esa etapa afecta a un deterioro más veloz del cuerpo de la mujer. Los estudios han demostrado que la piel de la mujer es un 20% más fina y con menor densidad de colágeno, por lo que es menos resistente al paso del tiempo. La falta de grosor y de firmeza en la piel provoca que aparezcan arrugas a una edad más temprana. Si bien la genética es la que determina principalmente la estructura y la textura de la piel, hay hábitos que pueden prevenirlas como la exposición solar, el tabaco o el déficit de vitamina C y Vitamina E. Si una mujer presenta predisposición genética al déficit de estas vitaminas y previene su materialización con hábitos personalizados puede mejorar su relación con estas líneas de la edad.

Durante la menopausia y con la reducción de estrógenos, hay una brusca disminución de la capa ósea haciendo que el 21,9% de las mujeres de entre 51 y 70 años tengan osteoporosis. Por ese motivo es interesante conocer la predisposición genética de una persona a la absorción del calcio para definir una nutrición preventiva para llegar a esta etapa con una correcta matriz ósea.

El cuerpo de la mujer es evolución y experiencia constante, donde tienen lugar complejas reacciones biológicas llenas de esencia, fertilidad, evolución y belleza que exprimen el cuerpo. Todas estas forman parte de quienes somos y conocerlas nos ayudará a decidir con coherencia cómo queremos ser y relacionarnos con ellas en cada una de las etapas vitales.

La genética implica un 20-30% de cómo envejecemos, el resto son factores epigenéticos de estilo de vida que están en nuestras manos. Por lo tanto, la mejor forma de lograr mayor longevidad y bienestar es comprendiendo las concretas necesidades de nuestro cuerpo a lo largo de la vida y definir unos hábitos personalizados para lograr un envejecimiento de calidad gracias a un programa de bienestar de precisión.